Como la gran mayoría de peruanos, últimamente, me estoy preguntando cuál de los dos males es el menor, para así decidir mi voto, pero la decisión me supera.
Mi orgullo como demócrata me impide votar por Keiko Fujimori, eso significaría validar la tiranía de su padre, y darles la razón, a los fujimoristas, cuando dicen que el golpe de estado, la red de corrupción y la violaciones a los DD. HH. fueron excesos pero que estuvieron justificados. Que Keiko Fujimori fuera elegida Presidente del Perú, sentaría un terrible precedente para el país y quedaría en nada lo avanzado con el juicio y condena a su padre.
Ella ha dicho que no piensa indultar a su padre, que será la justicia la que le dé la libertad, cuando se pruebe su inocencia, no es que sea experto en derecho, pero hasta donde yo sé, el caso Fujimori está cerrado y ya no hay opción a apelación, entonces ¿cómo piensa hacerlo? Pareciera una frase sin sentido, hasta que hago memoria y recuerdo que en la época de su padre todos los poderes del estado estaban a su servicio, y el judicial no fue la excepción, entonces comienzo a vislumbrar por dónde irá la cosa. Alguien me preguntó, quién sería el Montesinos de Keiko, me temo que sería el mismísimo Alberto Fujimori.
Por otro lado, mi amor por la paz y la libertad me hacen temer a un eventual gobierno de Humala. Muy aparte de todo lo dicho anteriormente (nada bueno, por cierto), el Comandante ha iniciado, lo que yo creo es, una campaña psicosocial para enemistarnos con Chile, analicemos, para empezar dijo públicamente:
"De la misma manera que ustedes tratan a los peruanos en Chile, de la misma manera vamos a tratar a los chilenos que viven en el Perú...Mucho cuidado con cholearlos, discriminarlos, maltratarlos, vejarlos y humillarlos... Al Presidente chileno se lo dije cuando estuvo en Lima, de la misma manera en que ustedes tratan a nuestros capitales peruanos en Chile, igualito vamos a tratar a sus capitales en Perú"
Estas declaraciones no fueron producto de la excitación del momento y, definitivamente, no fueron casuales, ahora ha continuado con una exhortación a Chile para que le pida perdón al Perú por la Guerra del Pacífico (¿en qué año cree que estamos?) y por el espionaje y la venta de armas al Ecuador durante el Conflicto del Cenepa.
A simple vista, parecieran, simplemente, las palabras de un nacionalista apasionado y exagerado, pero amante de su país. Como dije, yo tengo otra tesis, esta suma de ataques a Chile tiene un objetivo mucho más siniestro que el mero hecho de incomodar al país vecino.
Una buena forma de instaurar una dictadura, es hacerlo con el apoyo popular y para ello, el aspirante a tirano, necesita unir al pueblo hacia un objetivo de su conveniencia, esto se logra fácilmente al crear un enemigo de la nación, en este caso Chile, esto no es nuevo, les recomiendo revisar la forma en la que Adolfo Hitler llegó al poder con su régimen Nacional Socialista en Alemania, en su caso el "enemigo" fue el pueblo judío.
La actitud del candidato bolivariano hacia Chile, ha incomodado al estado chileno que no ha dudado en advertir que su país no acepta amenazas, la población chilena tampoco ha resultado indiferente a las declaraciones de Humala, prueba de ello es el hashtag #perdonperu del twitter, donde chilenos indignados han estado haciendo mofa de los peruanos, como verán, el Perú no tiene el monopolio de idiotas, ni de gente bien educada, ya que muchos chilenos y peruanos se apresuraron a defenderse mutuamente y apelar a las buenas relaciones entre ambos países. El Perú no quiere conflictos internacionales, ya bastantes problemas tenemos en casa con para buscarlos fuera, pero Humala no parece entenderlo. Gracias a #perdonperú hice un nuevo amigo, un chileno que, casualmente, tiene mi mismo apellido, él me tranquilizó en mis temores hacia Humala, diciendo que aunque él intentara proclamarse dictador, el congreso no le dejaría, yo no estoy del todo seguro (recuerden el golpe de estado de Fujimori).
Esto no es guerra sucia, es un temor legítimo, tampoco quiero ser alarmista, de hecho espero sinceramente equivocarme y que estos pensamientos sean sólo unos pequeños ataques de paranoia causados por la coyuntura política actual, el tiempo lo dirá.
La única certeza que tengo es que no podemos ser descuidados y por sobretodo debemos permanecer unidos. La primera vuelta ha dejado como saldo un país dividido, ppkausas, toledistas y solidarios se culpan e insultan unos a otros (al menos en las redes sociales), parecieran no darse cuenta que sus candidatos han perdido y que es tiempo de quitarse las insignias partidarias y ponerse la del Perú, llegará el momento en el que la nación reclame ayuda, y puede ser más pronto de lo que imaginan.
Keiko o Humala, lo siento no puedo decidir cuál veneno tomar, yo viciaré mi voto, no por capricho ni por la 'piconería' del perdedor, lo haré como protesta ante esta situación de pesadilla, esa es mi decisión, al menos por ahora. Dios bendiga y proteja al Perú.
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