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Natural de Iquitos. Ingeniero Civil de profesión y curioso de vocación. Soy un lector compulsivo y apasionado por las personas.

sábado, 9 de abril de 2011

En una palabra

Estamos a un sólo día de las elecciones generales, se ha escrito todo lo que se podía escribir sobre el tema, muchas preguntas se han formulado y muchas respuestas se han ensayado, pero al final sólo una cosa es segura: La Incertidumbre. Pero esta desazón, estos sentimientos encontrados, no sólo afectan a la población, también lo hacen a los candidatos presidenciales, es así que, para no escribir lo mismo que han estado escribiendo, con mucha más autoridad que yo, nuestros analistas políticos, decidí hacer algo diferente, decidí recurrir a los amigos que tengo en las diferentes tiendas de campaña para que me digan en una sola palabra, sin máscaras y entre amigos, el estado de ánimo de sus dirigentes y esto es lo que me respondieron:

Ollanta Humala: Jubiloso. No sólo está primero e inalcanzable sino que, aún más importante, su porcentaje de antivoto ha descendido dramáticamente, tal es así que, si antes parecía el candidato ideal para cualquier contrincante, por lo fácil que sería ganarle, ahora ya no parece tan probable.

Keiko Fujimori: Ansiosa. Ya se siente en segunda vuelta, pero sabe que con PPK respirándole en la nuca, cualquier imprevisto la podría dejar fuera, por ello quiere que acabe todo de una vez, aunque la tranquiliza un poco la incapacidad absoluta, de los candidatos de abajo, de dar un paso al costado por aquella democracia, con la que tanto se llenan la boca.

Pedro Pablo Kuczynski: Esperanzado. Apuesta todo a su posición a la retaguardia de Keiko, sabe que los seguidores de Toledo y Castañeda, no quieren, bajo ninguna circunstancia, un escenario Humala vs Keiko, así que es muy posible, aunque no hay nada seguro, que decidan pasarse a él y así dejar a Keiko fuera de carrera.

Alejandro Toledo: Desesperado. Después de tener la victoria casi asegurada y tras una serie de errores impropios de un candidato tan experimentado, ve sus esperanzas diluirse y no sabe qué hacer para recuperarse. En el Perú, el orgullo se paga caro.

Luis Castañeda: Sin comentarios. Parecen haberse contagiado de la mudez de su candidato, por más que insistí, no quisieron darme una sola palabrita sobre él, pero no fue necesario, la respuesta flotaba en el aire y supongo que ya se la imaginan. Debiste renunciar cuando pudiste, tocayo, hubieras ganado mucho más.

Eso es todo, y ahora al igual que nuestros candidatos, sólo nos queda esperar, hoy salen nuevas encuestas, las definitivas, la ley prohibe divulgarlas, pero no, buscarlas. Estén atentos, todavía puede pasar cualquier cosa.

Me despido, por ahora, y una vez más: Que sea lo que el Perú quiera.


Gracias, por leerme, si te agradó este artículo compártelo con tus amigos, y como siempre, me encantaría leer algún comentario tuyo.

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