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Natural de Iquitos. Ingeniero Civil de profesión y curioso de vocación. Soy un lector compulsivo y apasionado por las personas.

viernes, 25 de marzo de 2011

Final de Infarto

El día de hoy despertamos con una nueva encuesta de DATUM (terremoto-en-las-encuestas), una encuesta que pone a la carrera electoral de candela, todos los analistas están de acuerdo, es una final de infarto, algo nunca antes visto en nuestra historia democrática, cinco candidatos corriendo codo a codo en pos de la victoria, algo impensable hasta hace sólo 15 días cuando Alejandro Toledo era el puntero absoluto y Castañeda y Fujimori luchaban por el segundo lugar, mientras que Humala y Kuczynski iba muy atrás, en especial este último.

Ningún candidato ha logrado convencer del todo a la población, eso ya lo sabemos, sin embargo eso no es suficiente para explicar la subida de Ollanta y el llamado "fenómeno PPK".

¿Qué ha pasado?

Lo de Ollanta Humala era casi obvio, ya sucedió en las pasadas elecciones, es increíble que los otrora tres grandes no lo hayan visto venir y tomado las medidas de contención necesarias. Ollanta podrá tener el perfil de dictador, pero también de hombre de pueblo, cuando camina por los mercados es uno más con los vendedores y con los clientes, es alguien con quien resulta fácil identificarse, su nacionalismo apela al amor por el Perú, es muy difícil evitar que un pueblo, que muchas veces se guía más por el corazón que por la cabeza, poco a poco se vaya enamorando de él. Difícil, pero no imposible, Toledo tuvo la mejor oportunidad de quitarle fuerza a Ollanta, él también puede ser identificado como hombre de pueblo, debió haber cultivado más esa imagen en lugar de darse aires de superioridad amparado en su 30%; tampoco le ayudó, tanto como hubiera querido, enfrascar su campaña en el recuerdo de su gobierno, al final terminó aburriendo a su electorado que quería propuestas novedosas. Keiko y Castañeda no tienen el mismo perfil y no tenían tanta oportunidad de detener a Ollanta como Toledo, sin embargo algo más pudieron hacer, pero estaban demasiado distraídos peleándose entre ellos y con el puntero para darse cuenta.

Lo de Pedro Pablo Kuczynski, quizá no fue tan obvio, apostó por la imagen de la modernidad, lo cual le cuadra perfectamente, es así que centró su campaña en las redes sociales, mientras los demás candidatos menospreciaban al "Internet" por representar apenas un 8% del electorado, lo que sus ojos no quisieron ver fue lo que ese 8% representaba, para empezar los integrantes de ese 8% se encuentran distribuidos en todos los sectores de la población, en Internet no hay sectores A, B, C, D y E, no, en Internet todos somos iguales, en internet pueden discutir, vía cortos comentarios, la crema y nata de la población con el más humilde campesino (Internet en mayor o menor medida llega a todo el Perú), pero lo más importante es que los miembros de ese 8% son enormemente influyentes, son gente informada a la que sus familias y amigos escuchan, ese 8% no es estático, todo lo contrario, es más dinámico que cualquier otro sector, está vivo, sus miembros conversan sin importar su ubicación geográfica, intercambian información, toman decisiones rápidas y hacen que los demás los sigan, son los líderes de sus entornos, cada punto ganado allí vale por cuatro, cinco o más. Subestimarlos fue el peor error que cometieron los demás candidatos, debieron haber hecho lo mismo que PPK y de esa manera quitarle algo de fuerza.

Ahora estos dos "coleros" van dejando atrás a Keiko y Castañeda y están respirándole en la nuca a Toledo, pero, y acá hay un detalle crucial, Ollanta ha empezado a desacelerar, quizá porque el cambio en su estrategia no ha funcionado del todo, o quizá porque está llegando a su techo natural, mientras que PPK sigue con el mismo impulso y parece que nada lo pudiera detener. PPK, hasta ahora más inteligente que sus contendientes, al menos en lo referente a la campaña, se ha dado cuenta de que la victoria está entre él y Humala, por eso lo invitó a debatir, sin ofensa de por medio, y Humala cometió el error de rechazarlo, debió aceptar, los dos candidatos más populares del momento, dos candidatos diametralmente opuestos,  debatiendo, hubiera causado mucha expectación, los votos hubieran corrido hacia ellos y dejado a los otros en una inexorable caída libre, pero Humala no lo vio y ahora las cosas se ponen color de hormiga, en una carrera electoral donde casi cualquier cosa puede pasar.

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