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Natural de Iquitos. Ingeniero Civil de profesión y curioso de vocación. Soy un lector compulsivo y apasionado por las personas.

lunes, 22 de junio de 2015

Pan para Mayo

Quise escribir esto hace días pero entre una y otra cosa me tardé mucho más de lo que deseaba, pero de todos modos acá está y quiero iniciar contándoles una historia:

Era ya tarde una noche de domingo, estaba acostado y me disponía a dormir, oí que alguien tocaba a la puerta de la casa y a mi madre bajando a atender al inoportuno visitante, de pronto escuché a mi madre llorar, alarmado salté de la cama y baje a ver qué estaba pasando, los visitantes resultaron ser mi hermano y unos compañeros suyos de la universidad, todos ellos estudiaban en la ciudad de Nauta a hora y media de Iquitos. Mi madre miraba a mi hermano y le preguntaba, en medio del llanto, cómo pasó, cómo se sentía, por qué no le habían dicho nada; no comprendí que estaba pasando, miré a mi hermano y él me miró, había algo extraño en su postura, muy rígida, estirada, sobre la mecedora; mi madre se dio cuenta de mi presencia, volteó y me soltó: Tu hermano está inválido. De inmediato me asaltaron las mismas preguntas que acababa de escuchar a mi madre. La respuesta de mi hermano no dio mayores luces al asunto, un día "le agarró la lluvia camino a la universidad" y tuvo que asistir a clases mojado, al regresar a su cuarto de alquiler se sentía mal, obviamente con inicios de un resfriado pero no le dio mayor importancia. Al día siguiente le dolían las piernas y las sentía muy pesadas aunque aparte de ello todo parecía normal, pero si bien el dolor fue menguando no así la pesadez de las piernas, poco a poco cada día le resultó cada vez más difícil caminar, sus amigos muy pronto tuvieron que ayudarle a desplazarse, a subir y bajar las escaleras y muchas cosas más, hasta que de pronto un día ya no tuvo más control de sus piernas. Mi hermano, con el ímpetu de la juventud, decidió no decirle nada a nuestros padres hasta terminar el ciclo de la universidad, sus amigos le apoyaron en todo cuanto pudieron y tan pronto este acabó lo embarcaron rumbo a Iquitos y así llegó a casa, cargado por ellos, esa noche de domingo.
Mi hermano en ese entonces era menor de edad y estaba asegurado, tanto por lado de mi padre como profesor como por el seguro universitario, así que de inmediato lo llevaron a emergencias donde tras una larga cola para al fin ser atendido, no pudieron diagnosticarle, por lo que se le dio cita con medicina general para una fecha posterior. Transcurrido el tiempo, el médico general tampoco supo decir qué afectaba la salud de mi hermano y fue derivado a neurología, dándole cita para otra fecha posterior. El tiempo pasaba y mi familia se sumía cada vez más en la impotencia de no saber qué hacer y hablando pestes de ESSALUD. El neurólogo no tuvo mejor suerte para diagnosticar a mi hermano, ante la desesperación de mis padres y el estupor del resto de la familia, nadie parecía poder decir qué le pasaba a mi hermano. El Seguro de nuestra ciudad ante la imposibilidad de ayudar a mi hermano determinó su traslado a la ciudad de Lima, pasajes pagados por el ESSALUD, incluyendo a mi madre por cuanto mi hermano al ser menor de edad no podía viajar solo, era lo menos que podían hacer ante tanta incompetencia dijo un familiar mío.
Ya en Lima tras varios análisis por fin tuvimos un diagnóstico Síndrome de Guillaín Barré, una enfermedad que solo se da en una de cada 100,000 personas en el mundo, en el Perú apenas suelen darse un par de casos al año una enfermedad que causa flacidez muscular extrema al punto de dar a los músculos una consistencia casi líquida y que, de extenderse al resto del cuerpo, puede llegar a causar la muerte por insuficiencia respiratoria o paro cardiaco. Una enfermedad tan rara que no se tiene muy claro cómo se inicia ni tampoco cómo curarla, aunque sí tiene un tratamiento que básicamente trata de monitorear constantemente al paciente mientras se procura por todos los medios que la musculatura no se atrofie, para ello mi hermano pasó a formar parte permanente de los residentes del Hospital Rebagliati de Lima donde le hacían masajes, hidromasajes, estimulación electromuscular, etc., como resultado poco a poco y tras meses de miedo e incertidumbre, mi hermano volvió a caminar y se le dio el alta habiendo superado por completo la enfermedad.

Sí, fue engorroso y espantoso el tiempo que tomó llegar a la etapa de diagnóstico. Sí, tuvieron que mandar a mi hermano y madre hasta Lima para saber qué sucedía. Sí, de haber tenido una enfermedad más agresiva mi hermano podría incluso haber muerto antes de ser debidamente atendido. Sí, sí y mil veces sí, ESSALUD posee graves debilidades y deficiencias que deben ser analizadas y solucionadas. Pero de no ser por ESSALUD ni siquiera sé si mi hermano habría sobrevivido o si hubiera quedado para siempre postrado en una cama. ESSALUD con todas sus deficiencias salvó a mi hermano y salva diariamente a millones de peruanos y por ello yo siempre voy a defender esta institución.

Es fácil hacer hincapié en las fallas del sistema, pero cuando alguien está enfermo se debe buscar por todos lo medios la manera de diagnosticar y curar al paciente, no lo dejamos a su suerte y esperamos que se cure solo.

Como ya mencioné, la semana pasada fue aprobada por el congreso la ley que elimina los descuentos a las gratificaciones, pese a haber sido observado por el ejecutivo por perjudicar el financiamiento de ESSALUD, hecho que fue debidamente sustentado por la misma Jefa de esta institución y del Ministerio de Economía, puesto que conllevaba 800 millones de nuevos soles menos para el seguro, eso sin mencionar los más de 2,000 millones que dejaría de recibir el fondo de Estabilización y de 4, 500 millones del Sistema Nacional de Pensiones.

¿Cuántos nuevos hospitales podrían hacerse con 800 millones de soles? ¿Cuántas vidas podrían salvarse? ¿Cuántos peruanos podrían ser atendidos gracias a ese dinero? Los congresistas que aprobaron esta ley a todas luces antitécnica, aseguraron que el problema de ESSALUD era de gestión y no recursos, es decir que tenían el dinero suficiente pero no estaba correctamente administrado, que si lo hicieran correctamente no pasarían problemas económicos. Yo creo que sí, ESSALUD está mal administrado y eso debe solucionarse, pero no creo que mientras se ataca ese problema el quitarle 800 millones le haga bien a ningún peruano que necesite atenderse en ESSALUD. Sí, el ejecutivo podría y después de esto creo que hasta debería inyectar dinero a ESSALUD, pero el decidir esto no está en manos del Congreso, que parece haber olvidado no tiene iniciativa de gasto público, es decir no puede comprometer recursos del Estado de manera unilateral, tal como ha hecho con esta ley. Pero a nuestros padres de la patria, que tengan por seguro pueden pagarse un seguro privado, les interesa más quedar bien ante el público que el bienestar de ese mismo público, recuerdo bien mi clase de Educación Cívica en el colegio donde me enseñaron sobre la diferencia entre deseo y necesidad, pero parece que nuestros congresistas no llevaron esa clase, ni tampoco les enseñaron el significado de este famoso dicho: Hay que Guardar Pan para Mayo.

Disculpen por ser el aguafiestas, ya sé que todos están contentos por recibir un dinerito extra y quizá estén felices con el Congreso, pero yo personalmente no lo estoy y no pienso darle mi voto a ningún congresista que haya votado a favor de esta ley.

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